lunes, 22 de diciembre de 2008

Nuestra casa necesita de buena gente…


Por: Miguel Longarini

El sitio que habitamos, donde pasamos nuestros días – nuestra casa- debe estar poblado de buenos días; de sinceros actos humanos, que son los que surgen de hacerlos simplemente bien, sin malas intenciones, pobladas de racionalidad.

En mi país como en otros, existen seres que trabajan por el bien de todos y otros por el mal de muchos, y que no son precisamente los que más tienen., sino todo lo contrario. En ambos casos se actúa a conciencia y los efectos son buenos para cada uno en particular, lo que no significa que a todos les sirvan por igual.

Quién construye con amor, realiza su obra sabiendo que en la casa de todos nadie queda afuera más allá de las diferencias. Lo urgente y fundamental es: Saberse hermano en la diversidad y en la adversidad.

Quién con una predica constante de malos augurios; de malos presagios; de desmoralizantes momentos, también cree que construye y es natural que lo piense. Lo que no se pude decir, visto desde lo humano y necesario, es que lo que se produzca sea beneficioso para una sociedad. Por el contrario será una acción NO positiva.

Los momentos crujientes y cruciales que vive el mundo en varios aspectos, nos debería poner en un estado permanente de alerta máxima en referencia a ocuparnos de encontrarnos definitivamente para re-crearnos como nación; como sociedad, más allá de las diferencias que existen y seguramente existirán. Preexiste una deuda inexorable con los que menos tienen, con los vulnerables: niños y ancianos, que nadie puede distraerse en no contemplar o compartir al menos, la buena voluntad de comenzar a verlo en toda su dimensión o trabajar para eso.

Dentro de los tantos politiqueros/as; de-formadores de opinión u opinólogos crónicos y nuevos, se observa hasta el hartazgo una constante prédica NO positiva, constructora de una peligrosa negatividad, basada en el miedo a todo, que predispone al ciudadano adicto a la dosis diaria de pesimismo mediático a que encuentre allí, su mejor argumento para no hacer, no colaborar, no comprometerse, no pertenecer, y creerse casi muerto en vida , porque así se lo asegura una señora…/or ( mercenaria/io de la creación de pánico colectivo) que desde siempre han vivido y viven de crear condiciones de fracaso social , aunque sus discursos se vendan por ser la reserva moral y ética que nos queda para seguir adelante un tiempo más.

Mucho es el daño que se hace desde la práctica nefasta que hago mención en el párrafo anterior: “crear el clima negativo”, por lo mismo es preventivo advertir la peligrosidad de estos mensajes y sus mensajeros.

Nada mejor que desenmascarar al que oficia de mandadero del terror.

poetapueblo@gmail.com

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